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¿Son las plataformas de transporte On-demand redituables en Tlaxcala?

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Platicamos con Jose M conductor de una de estas plataformas y entre la constante incertidumbre laboral y la necesidad por sobrevivir nos cuenta un poco sobre su óptica en el funcionamiento de estos espacios de “trabajo colaborativo”

La entrada de inversiones y activación del transporte denominado On-demand (Uber, Cabify, Didi, Easy Taxi, Beat) en definitiva marcaron un nuevo precedente sobre las relaciones laborales en nuestro país que a su vez han planteado la necesidad de abordar nuevas problemáticas evidenciando la total ausencia de un marco normativo regulatorio acorde a las características de los involucrados.

Al ser un tipo de actividad económica de escala global, los instrumentos convencionales de medición o evaluación resultan poco efectivos, la compleja y debatida idea de “autonomía laboral” día con día pierde relevancia y en su lugar la opinión publica real tanto de empleados como de usuarios, sienta un nuevo paradigma sobre el posible camino a seguir tanto a nivel internacional como a nivel local donde los efectos ya se empiezan a advertir.

Tan solo en la Ciudad de México la competencia entre plataformas como Uber y Didi ha dividido al consumidor asiduo (México es el segundo país que usa más apps de este tipo después de China) haciendo a los usuarios elegir su plataforma predilecta desde el costo de tarifas y la frecuencia de descuentos por un lado hasta la efectividad y rapidez del servicio por otro.

Pero, ¿Qué sucede en el día a día de los empleados reales de estas plataformas? En entrevista para Newnius platicamos con Jose M. de 52 años en un trayecto de 2km, un empleado de estas plataformas que inicio su labor en 2017 en el auge de la primera plataforma del estado de Tlaxcala (Pronto) para después migrar a otros servicios de este tipo ofrecidos en el estado.

Resultado de una plática más casual que a modo de entrevista y dados los argumentos de José, el escenario dista mucho de parecerse a lo que se publica en medios de comunicación, mientras que se asegura que se dan sueldos de 48.000 pesos mexicanos (2.350 dólares mensuales para los conductores siempre y cuando hagan un mínimo semanal de viajes, la realidad de José no podría ser más distinta, entre la incesable incertidumbre laboral y el riesgo latente de ser despedido por calificaciones dadas a la ligera por usuarios, el móvil de José para ser parte de este nuevo esquema laboral es exclusivamente la necesidad.

Desde un escenario de “trabajo colaborativo” poco prometedor hasta incontables faltas de respeto a su labor, llegando hasta atentados a su integridad física José confiesa que a menos que tengas una unidad propia que no implique más gastos, es casi imposible que resulte un negocio redituable (Sale para medio sobrevivir), todo esto sumado al constante miedo que desde las plataformas dirigen a sus empleados de siempre mantener puntajes de satisfacción de clientes alta, aunque en sus palabras muchas veces los usuarios no están conscientes del impacto de esas evaluaciones como detonador de su permanencia o salida de esos espacios.

Pese a aceptar que su experiencia no ha sido la mejor, también aseguró que no duda que existan historias de éxito casi siempre quienes son socios que contratan conductores, pese a que estas dependan de un sinfín de factores que en el caso de la gran mayoría de conductores no aplican.


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