Se descubrió que las tortugas tienen orejas internas relativamente grandes y una morfología super compleja
Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que las tortugas no solo tienen oídos internos relativamente grandes, sino también una morfología de laberinto de orejas inesperadamente grande. En su artículo publicado en la revista Nature Communications, el grupo describe su estudio de múltiples especies de tortugas que representan especies vivas y extintas.
El laberinto, en términos biológicos, es una estructura ósea ubicada dentro del oído interno de la mayoría de los animales. En su interior, cuenta con membranas que permiten detectar los cambios realizados por la cabeza en relación con su entorno. Es el órgano que hace posible el equilibrio. En este nuevo esfuerzo, los investigadores notaron que la mayor parte del estudio del laberinto se ha realizado en mamíferos. Para aprender más sobre la estructura y su historia de desarrollo en reptiles, el equipo centró su atención en las tortugas.
El equipo estudió la estructura del laberinto en 90 especies de tortugas que viven hoy en día y 53 que se han extinguido. También señalaron que investigaciones anteriores han sugerido que el tamaño del laberinto generalmente está dictado por el entorno en el que vive un animal. Las aves, por ejemplo, tienen un gran laberinto a cada lado de su cabeza para facilitar el equilibrio durante las maniobras de vuelo ágiles.
Los investigadores encontraron que el tamaño del laberinto en las tortugas comenzó a crecer poco después de que se convirtieron en nadadoras. También encontraron que sus partes del oído interno en general se hicieron más grandes y más complejas. Y se sorprendieron al descubrir que el laberinto había crecido a tal tamaño que era más grande, relativamente hablando, que la mayoría de los otros vertebrados, similar en tamaño, señalan, a las aves.
Los hallazgos van en contra de la teoría: no se sabe que las tortugas sean nadadoras ágiles; por lo tanto, no se esperaría que tuvieran un laberinto tan grande. Esto sugiere además que otros factores además del medio ambiente tienen un impacto en el tamaño del laberinto. Los investigadores también encontraron que la forma del laberinto en las tortugas no se correlaciona con la ecología; esto contradice las teorías que sugieren que la forma del laberinto en general juega un papel en la señalización del comportamiento. Los investigadores enfatizan la importancia de estudiar un grupo más amplio de animales antes de sacar conclusiones sobre las características anatómicas.
