“BIG MOUTH” del surrealismo adolescente a la revolución hormonal
La naturaleza de los dibujos animados ha mutado increíblemente, ofreciéndonos todo un abanico de propuestas, temáticas y estilos, para quienes hemos consumido series como South Park o Padre de Familia es fácil decir que se desarrolla una sensibilidad particular para lo abrasivo, lo incómodo.
Estos son precisamente dos de los elementos que caracterizan a BIG MOUTH y es que al tener a guionistas como Nick Kroll (quien es más conocido por su trabajo actoral) y Andrew Goldberg (guionista de padre de familia),quienes se reconstruyen como dos pubertos con todas sus altas y bajas, podría creerse que es una repetición oportuna de una formula comprobada, pero BIG MOUTH se enfoca más allá de su humor teen y satírico en la complicada etapa intermedia entre la niñez y la adultez, la adolescencia.
A diferencia de otras series sobre humor adolescente y escatológico, en Big Mouth el discurso está plenamente justificado, ya que precisamente enlaza con la propia mentalidad del adolescente, tan extrema para unas cosas y a la vez tan tímida para otras. Además, el hecho de que la propia historia suela tener una cierta moraleja y que, en esencia, los personajes se hagan querer, volviéndose entrañables y fáciles de empatizar, lo cual ayuda bastante a tragar más de dos capítulos de seguido.
Con un sinnúmero de referencias a la cultura popular, plot twists, y finales inesperados, BIG MOUTH entrama una narrativa distinta, que profundiza en la adolescencia desde las experiencias y no desde las lecturas distantes, una adolescencia actual, frontal, abierta al cambio y en su contraparte profundamente cruda y volátil… como es.
NOTA: No es para todxs y por momento abusan de recursos narrativos como los que aplica Seth MacFarlane en Family Guy cada 4 minutos, pero si tomamos en cuenta que una de las cabezas a cargo del proyecto es guionista de dicha serie, resulta una decisión más lógica.